Una mala calidad de sueño a mediana edad: Influencia directa en el deterioro cognitivo
El sueño juega un papel importante en nuestra salud. A medida que llegamos a edades entre los 40 y los 50 años, podríamos experimentar una disminución en la calidad de nuestro sueño.
Cuando comenzamos a sufrir trastornos del sueño en la mediana edad o a medida que envejecemos nos encontramos con un mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo, en comparación con quienes duermen de forma ininterrumpida, así lo afirman algunos trabajos basados en estudios que evaluaron la relación entre el sueño y la función cognitiva, haciendo seguimiento a personas durante más de dos décadas, empezando cuando tenían unos 50 años.
Los resultados arrojaron que las personas que tenían pesadillas o insomnio en la mediana edad, entre los 40 y los 60 años, tenían más probabilidades de experimentar un deterioro cognitivo en la vejez, en comparación con quienes dormían de manera adecuada.
Aunque las alteraciones del sueño son un factor de riesgo importante para el deterioro cognitivo, la buena noticia es que es un factor de riesgo modificable, una afirmación igualmente emanada de los resultados obtenidos.
Ya es bien conocido que todos podemos tener dificultades puntuales para dormir, ya sea por niveles altos de estrés, el consumo de alcohol y/o cafeína, o simplemente por un desfase en nuestros horarios. Sin embargo, si tenemos problemas de forma crónica, tanto a la hora de conciliar nuestro sueño, como si nos despertamos en mitad de la noche o demasiado temprano, es importante definitivamente buscar ayuda de un profesional.
Aunque las dificultades para descansar bien y la privación del sueño durante mucho tiempo se han relacionado con problemas cognitivos a largo plazo, lamentablemente todavía se sabe muy poco sobre qué tipo de problemas del sueño pueden afectar la función cerebral.
En los múltiples estudios se evidencia que cuando las alteraciones del sueño se prolongan más, incluido el insomnio, se asocian con puntuaciones más bajas en las pruebas de función cognitiva, y cuando las personas tenían pesadillas en la mediana edad, aumentaba el riesgo de problemas cognitivos a largo plazo;
Sin embargo, esta asociación se explica también por otros factores que pueden afectar a la calidad del sueño y la función cerebral, como beber, fumar y hacer ejercicio, así como problemas de salud mental.
En definitiva, el cuidado de nuestra calidad de sueño a través de la aplicación de una buena higiene del sueño no debe descuidarse al llegar la llamada media edad, y de persistir alteraciones importante en el buen desenvolvimiento de nuestro descanso, lo más indicado será la búsqueda de profesionales en la materia que nos ayuden a solventarlos para evitar daños a futuro que en muchos de los casos de muestran de manera irreparables.