En líneas generales, las mujeres suelen dormir más horas que los hombres y tener un sueño más profundo, aunque como éste con frecuencia no es continuo, al despertar presentan sensación de cansancio y somnolencia.
El sueño de la mujer se ve muy influenciado por factores externos y ambientales como el tabaco, los horarios, la existencia de trastornos del ánimo, etc. Pero a su vez los cambios hormonales que se producen a lo largo de su vida pueden afectar a su ritmo sueño-vigilia y a las características del sueño nocturno, siendo estas repercusiones más llamativa en determinados momentos de la vida.