El trabajo por turnos puede ejercer un impacto considerable en la fisiología del cuerpo humano, al alterar el ritmo circadiano, que es el reloj biológico encargado de regular los ciclos de sueño y vigilia, así como otros procesos corporales como la temperatura, la digestión y la secreción de hormonas.
Entre las consecuencias más comunes se encuentra la disrupción del sueño, que ocurre cuando el cuerpo está naturalmente programado para dormir durante la noche y permanecer despierto durante el día. Los turnos nocturnos o rotativos interrumpen este ciclo, lo que puede resultar en insomnio, somnolencia diurna y una reducción en la calidad del sueño. También pueden producirse alteraciones notables en los ritmos circadianos, problemas digestivos y metabólicos, un mayor riesgo cardiovascular y una variedad de problemas de salud mental.
La prevalencia del trabajo por turnos varía dependiendo del país y el sector. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre el 15% y el 30% de los trabajadores en los países desarrollados están empleados en trabajos por turnos, especialmente en sectores como la industria, la atención médica, los servicios públicos y el transporte. Algún dato clave:
En Europa, aproximadamente el 20% de los trabajadores están involucrados en trabajos por turnos mientras que, en España, aproximadamente el 23% de los trabajadores están involucrados en este tipo de jornadas laborales, según datos recientes de la Encuesta de Población Activa (EPA) y otras fuentes relacionadas con el mercado laboral.
Los trabajadores por turnos muestran una gran variabilidad en su capacidad para adaptarse a este tipo de horarios. Algunos tienen más dificultades para mantenerse alerta durante los turnos nocturnos o para dormir durante el día, lo que repercute en su rendimiento. Las razones detrás de estas diferencias individuales aún no se comprenden del todo, pero se sabe que están relacionadas con la complejidad de los mecanismos que regulan el sueño y la vigilia.
Los trastornos del ritmo circadiano requieren una consulta médica exhaustiva. En el Instituto de Investigaciones del Sueño somos especialistas en mejorar este tipo de patologías. Es fundamental analizar la historia clínica, así como examinar sus patrones de sueño, duración y regularidad. Esto es especialmente importante en aquellos que trabajan por turnos, ya que estos trastornos son comunes entre ellos.
El trabajo por turnos ha sido vinculado de manera plausible con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares (ECV). Este vínculo parece originarse en la alteración del ritmo circadiano, lo que provoca cambios hormonales y metabólicos. Estos cambios aumentan la probabilidad de hipertensión, aterosclerosis, diabetes y sobrepeso. A pesar de esta asociación, pocos estudios han examinado cómo varios turnos largos consecutivos, incluidos los nocturnos, afectan directamente los factores de riesgo de las ECV.
El actual mercado laboral, influenciado por la globalización, ha generado un aumento de los horarios laborales no estándar, que incluyen turnos rotativos (mañana, tarde y noche) y jornadas largas que exceden las 8 horas diarias o 40 horas semanales. Este tipo de horarios se asocia con un mayor riesgo de problemas de salud, como accidentes laborales, ansiedad, insomnio, aumento del consumo de alcohol, disminución de la función inmunológica, problemas digestivos, ECV y enfermedades musculoesqueléticas.
Dado que el trabajo por turnos ya está asociado con varios factores de riesgo de ECV, existe la posibilidad de que las largas jornadas laborales aumenten aún más este riesgo, y viceversa. Estudios recientes han mostrado que los trabajadores diurnos que realizan largas jornadas también enfrentan un riesgo elevado de enfermedades coronarias. Sin embargo, no se descarta que la combinación de turnos rotativos y jornadas largas pueda generar un riesgo aún mayor.
El trabajo por turnos, que abarca horarios fuera de la jornada laboral típica de 9 a 5, es cada vez más común. Según encuestas recientes, entre el 15% y el 30% de los adultos en Europa y Estados Unidos realizan algún tipo de trabajo por turnos, y el 19% de la población europea trabaja al menos dos horas entre las 22:00 y las 05:00. La Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño de 2005 estima que entre el 2% y el 5% de los trabajadores podrían sufrir un trastorno del sueño relacionado con el trabajo por turnos, caracterizado por somnolencia excesiva o interrupción del sueño durante al menos un mes.