Transtornos del ritmo sueño-vigilia

TRASTORNOS DEL RITMO SUEÑO-VIGILIA

Los trastornos del ritmo sueño-vigilia son condiciones en las cuales hay una discrepancia entre los patrones normales de sueño y vigilia, lo que puede resultar en dificultades para conciliar el sueño, despertarse en momentos inapropiados o experimentar cambios en el ciclo natural de sueño y vigilia.

Estos trastornos pueden afectar la calidad del sueño y tener un impacto significativo en la salud y el bienestar general. Si sospechas que puedes estar experimentando algún trastorno del ritmo sueño-vigilia, es recomendable consultar a un profesional de la salud, como un neurólogo o un especialista en sueño, para obtener una evaluación adecuada y recibir orientación sobre el tratamiento.

Ritmos circadianos y sueño

El sueño, al igual que otras funciones del organismo (hormonas, metabolismo, etc.) está regulado por el llamado “reloj biológico”. Este es un centro neuronal situado en el hipotálamo cerebral cuya función es dar la señal al resto de las estructuras del cerebro para iniciar y para finalizar el sueño. De esta manera, el reloj biológico va ser quién establezca a qué hora aumente y a qué hora disminuya la propensidad para dormir. Al activarse, el reloj biológico envía una señal a la glándula pineal, situada junto al cerebro, para que esta comience la producción de melatonina, y esta hormona coordina la adaptación de las restantes funciones del organismo para comenzar el periodo de sueño.

En condiciones normales, el reloj biológico está sincronizado con la luminosidad externa y recibe información directamente a través de la retina. Así, en condiciones naturales, el reloj biológico se activa al acabar el día y disminuir la señal luminosa, de manera que notemos la sensación de somnolencia unas horas más tarde. Sin embargo, la exposición a la luz artificial propia del mundo moderno y, más recientemente, la exposición nocturna a televisores, ordenadores, tablets, etc. puede contribuir a que los centros cerebrales que regulan el sueño no se activen hasta varias horas más tarde. Además, el reloj biológico puede estar alterado por diversos motivos, entre las que se encuentran:

  • Factores genéticos: varios genes (llamados en conjunto “clock genes” intervienen en este proceso y cualquier anomalía genética de los mismos puede tener como consecuencia que nos cueste dormir a determinadas horas.
  • Factores hormonales: diversos cambios hormonales como pueden ser la menstruación, la menopausia, pero también algunas enfermedades endocrinológicas pueden alterar la función del reloj biológico.
  • Fármacos: algunos fármacos con efectos sobre el Sistema Nervioso, como los antidepresivos, pero también algunos antihipertensivos, alteran el ritmo sueño-vigilia.
  • Alteraciones oftalmológicas que dificulten la transmisión de la señal luminosa.
  • Alteraciones neurológicas.
  • Edad.
  • Alimentación, ejercicio, etc.

Todas estas situaciones pueden llevarnos a una situación de imposibilidad para conciliar el sueño al comienzo de la noche, a dificultades para mantenerlo durante la madrugada, o a problemas para mantenernos despiertos durante el día.

¿Cómo saber si nuestro problema de insomnio se debe a un mal funcionamiento del reloj cerebral?

Es siempre importante tener en cuenta que frecuentemente el insomnio, más que a una inadecuada desactivación o un mal manejo del stress, puede deberse a un funcionamiento anormal del reloj biológico. ¿Cómo saber si los ritmos circadianos intervienen en mi insomnio? Si usted puede dormir bien, aunque no a la hora que usted desea o cree que debería dormir, es posible que padezca de un trastorno del ritmo del sueño. Así, por ejemplo, algunas personas duermen bien entre las 6 y las 14, o entre las 19 y las 2 de la madrugada, pero no pueden dormir cuando pretenden hacerlo entre las 23 y las 7 de la mañana. En algunos casos poco frecuentes, el insomnio se presenta de manera periódica, es decir, de cada periodo de cinco semanas tienen insomnio durante dos semanas.

Algunos indicadores específicos de que nuestro problema de insomnio puede deberse principalmente a una disfunción del ritmo sueño-vigilia son:

  • Dificultades para iniciar el sueño, fundamentalmente cuando lo intentamos al comienzo de la noche (en mucho menor grado si lo intentamos en otros horarios).
  • Dificultades para mantener el sueño, fundamentalmente cuando lo intentamos al comienzo de la noche (en mucho menor grado si lo intentamos en otros horarios).
  • Inicio del problema en la adolescencia, o incluso ya en la infancia.
  • El problema se produce casi a diario, independientemente del nivel de estrés que padezcamos o del entorno en el que durmamos.
  • Agravamiento del problema cuando cruzamos varias zonas horarias (depende del tipo de problema y de la dirección en la que viajamos).
  • Mejoría del insomnio bajo administración de melatonina.
  • El problema de insomnio nocturno va asociado a hipersomnolencia durante el día, es decir, no tenemos ninguna dificultad para dormir a determinadas horas del día.
  • Familiares afectados por un problema similar.

Tipos de insomnio causados por la alteración del ritmo sueño-vigilia

Síndrome de retraso de la fase de sueño

Algunas personas tienen dificultades para dormirse a las horas habituales (p.ej., a las 11 o 12 de la noche). A esa hora se encuentran absolutamente despiertos y, aún cuando sepan que al día siguiente tendrán que madrugar, no consiguen dormirse. El sueño solo les sobreviene horas más tarde, generalmente ya entrada la madrugada. Una vez que se duermen, lo hacen con profundidad, no despertándose en toda la noche más allá de lo que suele ser normal para su edad.

Si tienen que madrugar, les cuesta extraordinariamente levantarse, si es que llegan a conseguirlo. En tal caso, realizan sus actividades a costa de dormir pocas horas, sintiéndose cansados, soñolientos, y siendo su rendimiento en general bajo durante la mañana. A lo largo del día su malestar vaya disminuyendo, encontrándose relativamente bien por la noche. Debido a que durante la semana laboral duermen un número insuficiente de horas, los fines de semana tienden a compensar la falta de horas de sueño, durmiéndose de madrugada y despertándose al mediodía y en ocasiones, por la tarde. Durante las vacaciones, ya libres de los horarios laborales, se levantan tarde por la mañana, y al dormir un número suficiente de horas, sus síntomas de somnolencia y malestar desaparecen.

En definitiva, lo característico de estas personas es que su sueño sea normal en cantidad y duración pero tiene lugar a una hora tardía. Es el llamado síndrome de retraso de fase del sueño. En algunas personas se produce con una severidad mayor, por ejemplo, durmiéndose a las 4 o 5 de la madrugada, aunque en muchas otras personas puede manifestarse de una manera más leve, por ejemplo, teniendo dificultades para dormirse antes de la 1 de la madrugada y simplemente durmiendo 1 ó 1,5 horas menos de lo que debería.

Síndrome de avance de la fase de sueño

Es la situación contraria: el ciclo de sueño comienza precozmente (p.ej. a las 8 de la tarde), y finaliza también precozmente ( de madrugada). La persona afectada suele sentir como máximo un cierto cansancio al atardecer, que se convierte en somnolencia si realiza tareas sedentarias (p.ej. conducir). Una vez en la cama, se duerme habitualmente con rapidez. Pero sobre todo, a media noche se despierta completamente desvelado, y esta es su queja principal.

Este cuadro es más frecuente en la gente más mayor, al contrario del Síndrome de Retraso que lo es en los más jóvenes. También puede darse en determinadas familias y existe un gen asociado a su padecimiento.

Ritmo de sueño irregular

Se produce cuando se produce una fragmentación completa del ritmo de sueño, de manera que este se presenta en episodios nunca superiores a varias horas de manera aleatoria tanto durante la noche como durante el día. Se da fundamentalmente en algunas alteraciones neurológicas. Sin embargo, en su forma menor, todo insomne por causas psicofisiológicas acaba teniendo en alguna medida un ritmo de sueño irregular.

Jet lag

El Jet Lag se produce cuando exponemos a una persona a un cambio súbito de horario, preferentemente de tres o más horas de diferencia. Al producirse el cambio bruscamente, el ritmo biológico interno de sueño se encuentra desfasado con respecto al nuevo horario local. Entre EEUU y Europa hay seis o más horas de diferencia horaria. Así, un viajero que toma un avión en Boston a las 7 de la tarde (hora local), aterriza en Madrid a las 9 de la mañana (hora local). A esa hora su reloj biológico aún marca las 3 de la madrugada y, lo que es más importante, su organismo está funcionando como si fueran aún las 3 de la madrugada. Esta es la principal causa de que se sienta cansado e incapacitado intelectualmente al llegar al nuevo destino.

Su cabeza funciona con lentitud, con muy poca claridad. Se encuentra irritado, sus reacciones se producen con lentitud, y sufre de molestias gastrointestinales. Al llegar al destino, su organismo necesitará varios días para adaptarse gradualmente al nuevo horario. La velocidad de adaptación dependerá de varios factores, entre los cuales se encuentran la diferencia horaria entre el punto de partida y el destino, la edad del paciente, la exposición a la luz ambiental, etc.

A lo largo del primer día, nuestro viajero notará que tiene somnolencia ya a media tarde, y que durante la primera noche sufre frecuentes despertares y se desvela definitivamente de madrugada. Su sueño no es reparador. A lo largo de los días siguientes, la tendencia a dormirse pronto y despertarse tan temprano irá disminuyendo, probablemente a una velocidad de 1.5 horas por día transcurrido.

Las personas jóvenes suelen tener mayores problemas cuando vuelan del oeste hacia el este (Boston a Madrid), ya que al tener un ciclo de sueño más largo, tienen que comprimirlo en un día más corto. Lo contrario ocurre en las personas mayores: para ellos es más difícil viajar del Este al Oeste (Madrid a Boston) ya que al tener un ciclo de sueño corto, tienen que adaptarlo a un día especialmente largo.

El Jet Lag no depende de la duración del viaje, sino exclusivamente del número de zonas horarias que crucemos. Así, no hay Jet Lag cuando volamos de Escandinavia a África del Sur.

No todo lo que llamamos Jet Lag lo es. En los viajes del Oeste al Este (p. ej., América a Europa), durante el primer día, además del Jet Lag estamos experimentando una supresión de sueño (¡de hecho nos despiertan de madrugada!). Además, es muy probable que durante los días previos al viaje, se haya dormido menos de lo habitual. Por otro lado, el efecto de permanecer sentado en el avión durante tantas horas, el no poder dormir (ruido e incomodidad), el cambio en la comida, la tensión asociada al viaje, o el efecto del ambiente cerrado o del humo de las zonas de fumadores favorecen una situación de cansancio y fatiga . Sea lo que sea, todos estos factores contribuyen en la misma dirección del Jet Lag: cansancio. El desfase horario hace además que no nos podamos recuperar con rapidez en el lugar de destino, ya que la adaptación se produce con lentitud.

Aunque el jet lag no es un trastorno del sueño crónico, puede afectar temporalmente la calidad del sueño y el bienestar general de una persona que ha experimentado un cambio significativo en las zonas horarias.

Nuestro ciclo de sueño, al igual que otras muchas funciones del organismo, está regulado por el reloj biológico, y se trata de un centro neuronal ubicado en hipotálamo, cuya función es dar la orden al resto de organismos del cerebro de iniciar, mantener y finalizar el sueño. Es este centro neural o reloj biológico el que va a marcar las franjas horarias en las que hay mayor o menor probabilidad para quedarnos dormidos.