Nuestro sueño en las Fiestas Navideñas y de Fin de año
No poder dormir o no hacerlo de forma adecuada no es un problema trivial. No dormir bien, ya sea en la calidad del descanso como en la cantidad de horas, se asocia a un mayor riesgo de sufrir obesidad, hipertensión y problemas neurológicos, entre otros, y, en consecuencia, a una devaluación de la calidad de vida de la persona.
Ya es de gran conocimiento que comer y beber de más pasa factura a nuestro descanso nocturno. Pero no solo eso: el estrés, trasnochar o abandonar las rutinas a la hora de acostarse pueden suponer un problema para conciliar el sueño. Para dormir y descansar bien cada día, sobre todo durante estas fechas navideñas y de fin de año, es imprescindible conocer qué puede perjudicar nuestro descanso nocturno para poder ponerle remedio.
El descanso en Navidad es esencial. No somos conscientes de la importancia de este, pero dormir bien es muy importante para afrontar con fuerza estos días festivos. Llámese reunión familiar, comida de empresa, cañas con los amigos, la compra de los regalos o visita a un familiar, estas “obligaciones” pueden alterar nuestra rutina diaria y provocar que nuestra salud se resienta tanto a nivel físico como mental o anímico.
Durante el periodo de fiestas, los cambios de hábitos y de rutinas se hacen siempre presentes, ya sea por descanso laboral, vacaciones escolares o celebraciones en las que la comida, el alcohol y hasta el tabaco se consumen sin mesura. Aunque puede parecer exagerado, para una persona con problemas para conciliar el sueño, la suma de todos estos elementos puede tener consecuencias en su bienestar y su salud.
Ya sabemos que las grandes comidas, cenas navideñas y reuniones de fin de año son el eje principal de estas fiestas, todo gira en torno a la mesa. Está muy bien disfrutar de uno de los mayores placeres de la vida pero se puede hacer de forma saludable.
Una comida rica en grasas y calorías abundantes puede perjudicar la digestión y alterar nuestro descanso nocturno. Es importante estar pendiente de los banquetes a las celebraciones puntuales e intentar compensar el resto de los días con comidas ligeras y livianas, que contengan frutas y verduras, sin olvidar las infusiones, que pueden ayudar a la digestión.
De igual manera como con las comidas, sucede con el alcohol: su exceso perjudica nuestro descanso, tanto en calidad del sueño como en cantidad de horas. Es verdad que, en muchos casos, beber mucho alcohol nos causa somnolencia, pero también puede provocarnos despertares nocturnos y debilidad al día siguiente.
Un buen hábito para las fiestas, es no beber con el estómago vacío e intentar disminuir el consumo de bebidas de alta graduación. El vino y la cerveza pueden ser una buena opción, también hay bebidas sin alcohol con las que podemos pasar un buen rato, ya que como dicen muchos, para divertirnos no es necesario el alcohol.
Otras bebidas excitantes, como el café, el té o el chocolate, tampoco nos ayudarán a conciliar el sueño.
Como siempre, y a pesar de estar en una época de alegría y felicidad, se aconseja no llevarse los problemas a la cama para consultarlos con la almohada, ni tampoco cualquier tarea que nos obligue a concentrarnos demasiado. No obstante, si se siguen estos hábitos y no se consigue conciliar el sueño o el descanso no es reparador, definitivamente la recomendación es consultarlo con el profesional de salud de referencia y nunca automedicarse.