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No dormir bien genera alteraciones y problemas metabólicos

29 mayo 2020

El síndrome metábolico tiene una muy estrecha relación con el ritmo circadiano, por lo que es indispensable mantener una buena higiene del sueño para no sufrir problemas y alteraciones en nuestro metabolismo.

El sueño es un espacio para la reparación del organismo, pues en esta fase baja la temperatura corporal dejando que el corazón descanse, se recomponen los músculos, se limpia el cerebro y se liberan hormonas que aseguran nuestro bienestar al día siguiente.

Si no dormimos bien, las horas necesarias y con la calidad de rigor, nada de este proceso ocurre como debe ser y la función metabólica se altera, dando paso a trastornos como el síndrome metabólico.

 

¿Qué pasa mientras dormimos?

En las fases 3 y 4 del sueño, es decir, el más profundo, el cuerpo libera la hormona de crecimiento, que es fundamental en la regeneración muscular y especialmente necesaria en los niños. Se segrega igualmente una hormona llamada interleucina que favorece la producción de anticuerpos necesarios para fortalecer el sistema inmunológico.

El sistema circulatorio se ve favorecido, ya que se disminuye la presión arterial, el corazón no necesita tanto esfuerzo para bombear sangre al resto del organismo. El sueño disminuye el gasto de energía ayudando al metabolismo a reponerse más fácilmente.

De igual manera, ganamos salud visual porque se regenera la película lagrimal que protege la córnea.

La disincronía del ritmo circadiano, es decir dormir fuera de los horarios habituales, afecta adversamente el metabolismo de la glucosa, por lo que cumplir las horas de sueño con calidad regula la sensibilidad a la insulina  y disminuye los marcadores de resistencia a la misma.

 

¿Qué es el Síndrome metabólico? 

El síndrome metabólico se define como un conjunto de alteraciones metabólicas que se manifiestan con obesidad visceral, alteración del metabolismo de la glucosa, dislipidemia  (aumento del colesterol de las LDL y bajas concentraciones de colesterol de las HDL) e hipertensión arterial.

Todas estas alteraciones son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2.

Parte de los criterios para el diagnóstico de síndrome metabólico según las recomendaciones de las guías de ALAD 2010 son:

  • Obesidad abdominal: las personas que tienen un perímetro de cintura mayor o igual a 94 cm en varones y 88 cm en mujeres.
  • Triglicéridos altos: mayores a 150 mg/dL.
  • Hiperinsulinemia: Elevación de glucosa en sangre en ayunas nivel igual o superior a 150 mg./dl.
  • Presión arterial alta de 130/85 mm.Hg. (milímetros de mercurio) o superior.

En resumen, estudios de observación proporcionan fuerte evidencia de un vínculo entre carencia de sueño y características metabólicas adversas. Cada vez más experimentos sugieren una asociación causa-efecto y también señalan mecanismos fisiopatológicos subyacentes al efecto supuestamente deteriorante de la falta de sueño sobre la salud metabólica.

Si presentas algún trastorno del sueño como apnea obstructiva del sueño o insomnio, es importante acudir al especialista para aplicar tratamiento y evitar alteraciones metabólicas.

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