¿QUÉ PASA HOY CON LOS NIÑOS Y EL SUEÑO?
A lo largo de estas últimas décadas, la vida ha evolucionado mucho. En los tiempos más recientes se vive la paternidad/ maternidad con mucha culpa por ser padres más ausentes de lo que nos gustaría y se intenta calmar ese sentimiento a través de la permisividad.
Hemos pasado de ser padres “autoritarios” (padres muy exigentes que atendían poco las emociones de sus hijos) a padres “permisivos” ( atienden en demasía las necesidades y caprichos de sus hijos a la vez que son poco exigentes con ellos), cuando lo ideal es el término medio, los padres “democráticos” es decir, padres que atienden de forma adecuada a sus hijos al mismo tiempo que les exigen determinadas conductas.
De este modo, y como explico en mi libro “Cómo Ayudar a los Niños a Dormir. Técnica del Acompañamiento” ,estoy segura de que esto es lo que precisamente ocurre hoy con los niños y el sueño, que de la misma forma que nos cuesta ponerles límites para su forma de comportarse, tampoco se los ponemos para la hora de irse a la cama. Los niños son niños, y como tales se comportan, quieren jugar y jugar, sin atender a normas ni horarios.
No tienen la capacidad de saber qué es lo que más les conviene en cada momento sino que se dejan llevar por sus apetencias más inmediatas, por eso y porque los niños necesitan límites y rutinas claras para ser felices, somos nosotros, sus padres, los responsables de atender esta necesidad básica tan importante para el desarrollo adecuado de nuestros hijos.
Así, con falta de límites, normas, rutinas (otro día hablaremos de las rutinas), es imposible que a la hora de acostar a nuestros hijos a una hora adecuada, no nos encontremos con un conflicto de intereses, nosotros, por un lado, que sabemos que lo adecuado es que nuestros hijos vayan a la cama y descansen y nuestros hijos, por otro, que nunca encuentran el momento oportuno, ya que prefieren jugar, ver la tele o simplemente, deambular por la casa sin motivo concreto.
A partir de esta reflexión, lo único que pretendo es que nos demos cuenta y analicemos nuestras conductas como padres, porque modificando y puliendo determinadas acciones, seremos capaces de conseguir que ese temido momento sea mucho más liviano. Bajo esta premisa y las herramientas que poco a poco os iré proporcionando, podremos conseguir que nuestros hijos se vayan a la cama de buen humor y lo asocien con un momento positivo del día en el que las risas y el cariño sea lo único que predomine.
Sonia Esquinas para el IIS