Las pesadillas: ¿Cuándo se consideran un trastorno del sueño?
Desde que somos muy pequeños siempre nos hemos preguntamos de dónde vienen las pesadillas o porque tenemos esos sueños desagradables donde vivimos aventuras de terror.
Las pesadillas no son experiencias únicas de los más pequeños, los adultos también las podemos padecer y no tienen porqué salir monstruos. Podemos tener diferentes experiencias negativas por culpa del trabajo.
De manera coloquial, definimos las pesadillas como esos sueños perturbadores o terroríficos que nos hacen pasar una mala noche, llena de miedo y que nos pueden hacer despertar con ansiedad.
Aunque aún se sigue sin conocer su naturaleza, la ciencia ya puede establecer que las pesadillas aparecen durante la fase del sueño “Movimiento ocular rápido”. Y si bien se presuponen motivos de carácter psicológico (ansiedades, estrés, problemas personales), la medicina (incluyendo la psicología) sigue investigando sobre su aparición.
A pesar del desconocimiento por parte de la ciencia se han determinado en varios estudios, una serie de causas que pueden provocar esas malas noches que parecen sacadas de una película de terror como lo son: La Depresión, el Estrés, consumo de alcohol, algunas enfermedades físicas, distintos traumas de nuestra niñez, consumo de algunos medicamentos y definitivamente no disfrutar de una buena higiene del sueño.
Las consecuencias de tener pesadillas por las noches son claras, a pesar de que su contenido no produce un daño físico, en definitiva, conlleva a una mala calidad del sueño y en general tomar en cuenta las posibles causas antes enumeradas, se hace necesario para evitar encontrarnos con noches insoportables de zozobra y mal dormir, porque así seamos amantes del género de terror, nunca disfrutaremos viviéndolo en carne propia y menos a la hora de nuestro descanso
Una pesadilla solo se considera un trastorno si se presenta de manera frecuente, causando angustia severa o discapacidad durante el día o miedo a la hora de acostarse por miedo a tener otra pesadilla.
Las pesadillas también pueden generar problemas de concentración o memoria, somnolencia, fatiga o falta de energía durante el día.
Consulta a tu médico si tienes pesadillas que ocurren con frecuencia y persisten, que te generan interrupciones frecuentes durante tu sueño y te provoca miedo a quedarte dormido.
