Las fases de la luna podrían influenciar nuestra calidad del sueño
Ya es bien sabido que tener dificultades para conciliar el sueño es un inconveniente que afecta a muchísimas personas en el mundo. El estrés, la ansiedad, la alimentación o la actividad diaria son sólo algunos de los factores que pueden afectar nuestro dormir y la calidad de nuestro sueño. Sin embargo, un estudio ha añadido una cuestión más: el ciclo lunar.
Un grupo de científicos monitorean el sueño de más de 850 personas en Uppsala (Suecia) de entre 22 y 81 años, empleando mediciones de polisomnografía para determinar el inicio, la duración y la calidad del sueño durante una noche.
De esta investigación el principal resultado fue que encontraron que los participantes cuyo sueño se monitoreó durante las noches de la fase creciente durmieron menos, estuvieron más tiempo despiertos tras el inicio del sueño y tuvieron una menor eficiencia del sueño, que los participantes cuyo sueño se registró durante la fase menguante. Tal y como indica el estudio, el hecho de que la fase lunar creciente afecte más al sueño que la fase menguante puede deberse a la posibilidad de que los cerebros humanos responden más a la luz de la luna cuando su iluminación aumenta, lo que los mantendrá despiertos.
Se piensa que el brillo de la luna creciente, que alcanza su grandeza óptica en la noche de luna llena, debería afectar el sueño humano de manera perjudicial en general, dado que ya se ha demostrado que los seres humanos tendemos a dormir mejor con más oscuridad.
Es probable que nuestro cerebro responda a la luz de la luna cuando la iluminación de la luna aumenta, es decir durante la luna creciente, manteniéndonos despiertos, algo que podría ser más pronunciado en los hombres porque el cerebro masculino responde más a la luz ambiental que el femenino.
Fue determinante el sexo de los participantes, dentro de la investigación, considerando que ese efecto era mucho más notable en participantes en hombres que en mujeres. Esto, podría deberse a que, durante la luna llena, las concentraciones en sangre de la testosterona (hormona masculina) y el cortisol (hormona del estrés), son más altas que durante la luna nueva, lo cual se ha relacionado con la alteración del sueño.
Los científicos especularon, producto de sus conclusiones, que los humanos, así como otros animales, pudimos haber desarrollado un ritmo “circalunar” (en torno a la Luna) de la misma manera que tienen un ritmo circadiano (en torno al día). Lo que tiene mucha lógica para muchos.
También se comentó que esta interrelación puede ser producto de la evolución para dotarnos de un sueño ligero en las noches más iluminadas, cuando hay más peligro de los depredadores.
En general todo lo que rodea a la luna, siempre ha sido un asunto misterioso, así que su efecto sobre el sueño de momento lo seguirá siendo, esperemos que en un futuro la ciencia continúe abriéndose paso dentro de él.
Hasta que eso ocurra, si se sienten incómodos en noches de luna llena, no teman quizá simplemente les cueste un poco más conciliar el sueño.