La-apnea-del-sueno-y-su-incidencia-en-los-ictus

La apnea del sueño y su incidencia en los ictus

31 octubre 2022

Los Ictus son una causa importante de morbimortalidad en la población mundial actual y cada vez más, a los ictus, se les han ido atribuyendo nuevos factores de riesgo. Últimamente está aumentando el interés por los trastornos del sueño y su influencia tanto como factor de riesgo y pronóstico en los ictus.

Según múltiples investigaciones, la apnea del sueño afecta a aproximadamente el 5 por ciento de la población adulta en España. Esta patología definitivamente comparte factores de riesgo con el ictus, tales como el sobrepeso, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, problemas cardiovasculares, el sedentarismo, una alimentación poco equilibrada entre otras, los investigadores manejan datos que demuestran que este síndrome, (SAOS o roncador grave) puede llegar a duplicar el riesgo de padecer un ictus isquémico, por lo que cada vez más los neurólogos incluyen esta realidad en las labores de prevención de los accidentes cerebrovasculares.

Los principales síntomas del SAOS consisten en somnolencia excesiva durante el día, sueño no reparador e irritabilidad. Sin embargo, en gran parte de las personas que lo padecen, los síntomas diurnos no siempre están presentes, por lo que los afectados tienden a aceptarlos como parte de su vida cotidiana y en muchos casos atribuibles a otras enfermedades; es por esto que la prevalencia del SAOS en la población general se puede decir que está sub-diagnosticada. La diferencia de prevalencia entre la población general y los pacientes con ictus es hasta diez veces mayor, por lo que la presencia de SAOS predispone al desarrollo de un ictus, en particular del isquémico. Incluso las lesiones cerebrales llamadas silentes, las cuales son observadas radiológicamente, son mayores en los pacientes con SAOS.

La presencia de SAOS definitivamente incrementa el riesgo de ictus isquémico por los efectos inmediatos de la hipoxia, por ejemplo, aumento de la presión arterial, alteraciones del ritmo cardíaco e incremento en la resistencia a la insulina. Las bases fisiopatológicas de estos eventos son de gran interés y en los últimos años se han dilucidado gracias a los avances en la biología molecular.

El SAOS se muestra como un factor de riesgo independiente para enfermedades cardiovasculares, incluyendo el ictus. Su relación con el ictus isquémico es evidente y sus mecanismos fisiopatológicos se han clarificado en las últimas décadas gracias al avance tecnológico y a la identificación de biomarcadores. A pesar de su trascendencia clínica, lamentablemente siendo una enfermedad infradiagnosticada tanto en la población general como en muchísimos de los pacientes con ictus.

Leave a Reply