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Nuestra salud emocional siempre nos agradecerá que estemos atentos a la calidad del sueño

4 julio 2022

Ya es muy conocido ampliamente que la falta de sueño nos pone irritables y de mal genio. Todos sabemos, a través de nuestras propias experiencias, cómo la privación de sueño nos pone en lo que muchas veces llamamos, un cortocircuito.

Ya sea que nos enojemos con un compañero de trabajo, peleemos con nuestra pareja o perdamos la calma con los hijos, no dormir lo suficiente aumenta la probabilidad de que nuestras respuestas emocionales sean más impulsivas e intensas. Ninguna de estas situaciones son divertidas, o contribuyen a relaciones más saludables y felices. Pero la reactividad emocional va más allá de ser irritable.

Múltiples investigaciones comentan que incluso una sola noche de privación de sueño nos prepara para reaccionar más fuerte e impulsivamente ante situaciones negativas o desagradables. Y cuando mantenemos una deuda de sueño crónica, como lo hacen tantos adultos ocupados, uno se enfrenta a esta elevada reactividad emocional a diario.

Los investigadores muestran, que la privación del sueño aumenta la actividad en el centro emocional de respuesta rápida de nuestro cerebro, un área conocida como la amígdala. Esta parte del cerebro controla muchas de nuestras reacciones emocionales inmediatas. Cuando dormimos de manera irregular o muy poco, la amígdala se acelera, lo que nos hace reaccionar más intensamente a las situaciones. Curiosamente, no son sólo nuestras emociones negativas, como la ira y el miedo, las que obtienen una mayor respuesta. Los estudios muestran que cuando nos falta el sueño, somos más reactivos en todo el espectro de nuestras emociones, positivas y negativas.

Cuando no duermes lo suficiente, esta parte de nuestro cerebro no puede hacer su trabajo tan bien, y nos volvemos más impulsivos y menos considerados en tus respuestas emocionales.

A lo largo de nuestras vidas y todos los días pasamos por experiencias cargadas de emociones, grandes y pequeñas, Esas experiencias se almacenan en el cerebro como recuerdos, y el sueño definitivamente, juega un papel importante en el procesamiento de esos recuerdos.

La privación de sueño también disminuye nuestra capacidad de empatía, una habilidad emocional que es crítica para las relaciones saludables. La empatía como todos sabemos, es la capacidad de entender los sentimientos, pensamientos y experiencias de otra persona. Palabras más palabras menos se puede definir como la experiencia de caminar en los zapatos de otra persona.

En definitiva, la relación del sueño con nuestras vidas emocionales es otro ejemplo importante de por qué el sueño es una necesidad, no un lujo. Su salud mental y emocional -y sus relaciones con los demás, en su vida personal y profesional depende en gran manera de que obtengamos un descanso de alta calidad.

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