Meses de invierno y nuestra calidad del sueño
Es posible que nos hayamos dado cuenta de que nuestra forma de dormir cambia en algunos aspectos durante los meses fríos del año. Y es que, según diferentes estudios, el invierno afecta al sueño.
Elementos como la temperatura, la luz y otros factores ambientales afectan definitivamente a nuestro ciclo de sueño. Por este motivo, los patrones pueden variar dependiendo de la estación en la que nos encontremos, lo que hace posible que en verano que en invierno dormimos de manera diferente.
De acuerdo con los expertos y sus investigaciones, el invierno afecta al sueño de una forma muy particular, así que, si notamos cambios en nuestra forma de dormir, debemos tener conciencia de que no hay ningún problema y que se debe a los factores ambientales.
Los cambios drásticos de temperatura, el frío, el calor, producen diversos efectos mentales y físicos, de salud y comportamiento en las personas.
Está demostrado que la temperatura del dormitorio afecta a la calidad del sueño, sobre todo en la fase REM. Muchos adoramos dormir arropados hasta el cuello bien calentitos. Y otros en cambio prefieren hacerlo con la ventana abierta incluso en invierno.
Desde el ámbito de la neurología y de la medicina del sueño aseguran que sí, y que dormir en una habitación fría, con una temperatura inferior a la considerada de confort, mejora la calidad del sueño y, por tanto, nuestra salud. La temperatura ideal para dormir estaría entre los 15 y los 20 grados. Esto pasa porque cuando la temperatura del cuerpo se enfría, el cerebro se prepara para dormir. Un ambiente refrigerado permite sueños más placenteros.
Algunas de las alteraciones del sueño que podemos notar en invierno podrían ser:
Es posible que quieras dormir más:
De acuerdo con diferentes estudios, durante el invierno experimentamos cambios de humor asociados a los cambios ambientales. Algunas personas sufren depresión invernal o trastorno afectivo estacional (TAE), y entre sus síntomas se encuentra la pérdida de energía y la necesidad de dormir más tiempo.
Cambios en el ciclo de sueño-vigilia:
Durante el invierno, las horas de luz se reducen. A media tarde empieza a oscurecer, y a las 20:00 horas ya es noche cerrada. Esto favorece a que nuestro cuerpo segregue más melatonina, la llamada hormona del sueño, que es la que regula el ciclo del sueño y la vigilia. Debido a esto, en invierno te sentirás cansado antes y tendrás ganas de meterte en la cama a una hora más temprana.
Estamos más relajados:
Según algunos estudios, durante el invierno estamos más relajados porque el cortisol, la hormona del estrés, se reduce en los meses fríos. Dado que el cortisol afecta al ciclo del sueño y puede ser causante de insomnio, en invierno te sentirás más relajado y dormirás mejor.
El aire seco afectará seguro nuestra calidad de sueño:
Un aspecto negativo del invierno es la reducción de humedad en el ambiente a causa de la calefacción. Esto puede hacer que sientas la garganta irritada, que tosas o que te escuezan los ojos y la nariz, especialmente si sufres alergia o tienes algún problema respiratorio. Para aliviar estos síntomas, lo mejor que puedes hacer es comprar un humidificador para casa.
En definitiva, conciliar el sueño en invierno no siempre será fácil, sobre todo si eres una persona muy friolera, pero debemos estar siempre conscientes de que se trata de una adaptación natural de nuestro cuerpo frente al cambio propio de esos meses.