El déficit de hierro está relacionado con trastornos de sueño y alteraciones en la organización temporal de fases de sueño en la niñez.
El hierro desempeña un papel importante en la progresión y establecimiento normal de los esquemas de sueño, y la alteración continuada de la organización del sueño puede tener consecuencias negativas para el desarrollo del niño.
La deficiencia de hierro provoca una mayor actividad motora durante las 24 horas del día, que se refleja en inquietud motriz en la vigilia del niño y una disfunción de la arquitectura del sueño en forma de intranquilidad permanente, frecuentes interrupciones y movimientos periódicos en las extremidades durante el sueño, o sacudidas de las piernas. Estos síntomas reducen la duración del sueño e inducen una privación del mismo en los niños que tiene importantes repercusiones en su comportamiento y atención.
La deficiencia de hierro también se ha relacionado con los procesos de consolidación de la memoria y del aprendizaje.
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