NIÑOS PEQUEÑOS: DORMIR O COMER DE NOCHE

31 enero 2017

Con bastante frecuencia, me encuentro con madres y padres de bebés pequeños de más de 5-6 meses que están desesperados porque no consiguen dormir una noche entera sin que se despierten sus niños y pretenden que les ayude a conseguir este objetivo.

Cuando estamos haciendo la valoración del caso, aparece el problema principal por el que no lo consiguen, y es que estos pequeños tienen aún tomas de comida de noche.

En líneas generales, los niños dejan de tener tomas por la noche en torno a los 4 meses.

Aunque sabéis que me gusta respetar muchísimo los patrones individuales, éstos se mueven como mucho mes arriba o mes abajo, por lo que hay veces que estos niños se han empezado a saltar esta toma nocturna, pero por cualquier motivo lloran y nosotros interpretamos que tienen hambre, de esta manera, les creamos una necesidad a estas horas que no tiene sentido.

Es cierto que los niños se quedan dormidos muchas veces cuando están succionando porque esta actividad les relaja, además de que la leche tiene una sustancia llamada triptófano que favorece el sueño, así, en algún momento, los niños condicionan el quedarse dormidos con esta acción y si se despiertan de noche, la “necesitarán” para volver a quedarse dormidos; entonces, en principio, no es que tengan hambre, sino que se pueden desvelar y “querer” volver a dormirse de la manera que saben.

En este punto me podéis decir “pues mi hijo se toma el biberón (o el pecho) a esas horas!!” y es así, se lo toman, pero lo que en un principio no es hambre, se puede convertir en serlo.

Es lo mismo que si, nosotros, adultos, estamos acostumbrados a almorzar a las 2,30 de la tarde todos los días y hoy, por lo que sea, es esa hora pero no estamos comiendo, ¿qué hará nuestro estómago? “grrrrrrr” ¿a que sí?, pues de la misma manera, si todas las madrugadas a la misma hora nuestros pequeños tienen una toma, su estómago, terminará pidiéndola.

En estos casos, es muy complicado que los niños aprendan a dormir del tirón, seguro que se puede conseguir, pero tardaremos mucho más que si no “alimentamos” esa necesidad.

Por eso es importante que una vez que estén empezando a saltarse tomas, no acudamos a la alimentación en un primer momento de queja nocturna del niño porque seguramente será cualquier otra cosa, dolor de barriga, de dientes, de oído, frío, calor… y además, para intentar calmarlos también está el chupe.

Si estáis seguros de que es hambre nocturna a partir de los 5-6 meses, lo que debéis revisar es la cantidad de cena que toman, que no les cubre la noche entera.

Sonia Esquinas para el IIS

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