HABLEMOS DE LAS SIESTAS

10 enero 2017

Cuando los niños nacen, todos sabemos que supuestamente se pasan todo el día durmiendo, se despiertan para comer y vuelven a quedarse dormidos. A medida que van cumpliendo semanas y meses, van durmiendo menos durante el día y más seguido durante la noche.

De esta manera, en torno a los 4 meses, pueden hacer unas ocho horas del tirón por la noche.

De forma general, podemos estructurar el día en 5 tomas con sus correspondientes siestas.

A modo de ejemplo, y sabiendo que cada niño, cada padre y cada casa es un mundo, nos podemos encontrar un bebé que desayuna (y digo desayuna, porque es la primera toma del día) sobre las 7 de la mañana, vuelve a quedarse dormido, tiene otra toma sobre las 10, vuelve a dormirse. Nueva toma a las 13:00h (éste sería el almuerzo), vuelve a dormirse, nueva toma sobre las 4 (merienda) y última toma (cena) en torno a las 7.

Así, nos daremos cuenta de que los niños tienen unas 12 horas de sueño por la noche y 12 horas de vigilia.

Poco a poco, esos sueños entre tomas van desapareciendo. Lo más habitual es que desaparezca en primer lugar la siesta entre la merienda y la cena y más adelante la de media mañana.

La última siesta que desaparece es la de después del almuerzo, en torno a los 3 años, aunque es cierto que hay niños más mayores ( y no digamos muchos adultos), que siguen durmiéndola, por la sencilla razón de que no han cumplido su patrón de sueño nocturno. Esta siesta no debe durar más de dos horas.

Como explico en mi libro “Cómo Ayudar a los Niños a Dormir. Técnica del Acompañamiento”. Edit. Desclée de Brouwer, la siesta es al sueño como la merienda a la comida, entonces, ¿le quitaríais la merienda a vuestros hijos para que cenara mejor? me temo que no, ¿verdad?, aunque estoy segura de que tampoco le daríais una merienda tan copiosa o tan tarde que influyera en la cena.

Por eso, a veces, cuando me preguntáis si le quitáis la siesta para que se duerma antes de noche en niños menores de 3 años, os contesto que en principio no es lo recomendable, sino que debemos gestionar mejor a la hora que se queda el niño dormido en la siesta y el tiempo que está dormido.

En el siguiente artículo os explicaré algunas reflexiones que creo que os servirá en torno a este tema.

Sonia Esquinas para el IIS

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